jueves, 26 de diciembre de 2019

Mantenimiento de los 510.000 km. Y van 17 mantenimientos!



Quien me lo iba a decir, ya han llegado los 510.000 km y este coche sigue dando la batalla pero con ciertos síntomas de fatiga. En la anterior entrada al blog comenté mi sorpresa sobre lo milagroso de los aditivos para el motor y sobre como habían mejorado sustancialmente mis sensaciones sobre su rendimiento. He de decir que, pasados ya unos cuantos kilómetros desde mi euforia inicial, vuelve a mostrar los mismos síntomas, es decir, que hasta las 2000 rpm en marchas largas y en condiciones desfavorables del terreno, ya no es capaz de subir de vueltas. Solo si apuras las marchas hasta las 3000 rpm el coche no parece tener problemas. Pero es que antes lo aguantaba todo, era capaz de subir en sexta desde las 1400 rpm y no mostrar signos de agotamiento.
 
Podría ser un problema de alimentación de combustible en bajas revoluciones motivado por la suciedad de inyectores o que algún conducto seguramente repleto de carbonilla no cumple con su función. En todo caso, se lo comenté al mecánico y le dije si la solución pasaba por desembolsar menos de 500 € lo podría intentar. Sin embargo la respuesta fue tan vaga y con tantos interrogantes que he preferido seguir como hasta ahora.

Revisión de los 510.000 km.
 
En el tema de la revisión, nada reseñable. Se conforman con sustituir los líquidos y piezas previstas pero no hay ni un gramo de inspección de como están los elementos de seguridad, incluidos los neumáticos.

Y es que Murphy volvió a hacer de las suyas y en un bordillazo involuntario fue a dañarse aquel neumático que menos llevaba colocado. En concreto el delantero derecho con menos de 7.000 km recorridos, en plena juventud. Le hice un "siete" en pleno flanco y tuve dudas de si habría dañado la estructura principal. Preguntando en un taller que se dedica a reparar pinchazos y a vender neumáticos, me comentaron que no parecía grave y que al ser un neumático con refuerzo de flancos (XL) no tendría el menor problema en conducir con ellos, que lo único que me podría ocurrir es que no me pasara la ITV del año que viene porque allí son "un poco mas exigentes con esas cosas". Como para cuando tenga que pasarla ITV estarán ya para cambiar he decidido dejarlos a pesar de que, al verlo de cerca, el "siete" es imponente.
 
El "siete"
 
Pero cuando llevé el coche a la revisión decidí no comentarles nada sobre ese problema tan evidente y visible, con la esperanza de recibir una buena revisión de todos los elementos de seguridad. Sin embargo, ningún comentario sobre el particular, nada reseñable. Eso si, el mecánico tuvo que escucharme todo el chorreo sobre las lámpara Xenon anaranjada y sobre las válvulas de neumático cobradas a precio de oro. Pero ni se inmutó.

Cuando me fui a llevar el coche comenté en plan jocoso si no había regalito de Navidad como en otros años. Le recordé que el año anterior me lleve una desilusión cuando vi, en la propaganda oficial de Renault, que se regalaba una cesta de Navidad por cada mantenimiento completo con aceite Elf pero que, después de pagar, la encargada de facturación me dijo que el taller no estaba adherido a la campaña y me quedé con dos palmos de nariz.

La mini cesta da para un almuerzo para una persona.
 
El caso es que este año ha vuelto la misma campaña y me han dado la cesta. Me comentó el mecánico que el año pasado también la dieron pero que la encargada de facturación, antes de jubilarse, había metido la pata con varios temas y uno fue ese. Así que nuevamente me quedé con otros dos palmos de narices mas. Ni que decir tiene que no esperaba gran cosa así que di por bueno el medio litro de aceite, las dos mini barras de chorizo y salchichón ibéricos, la cuña de queso manchego y la botella de crianza riojana.

Tras pagar 267,34 € salí con el coche y mi cesta de navidad rumbo a casa, pero en menos de dos kilómetros saltó un mensaje de revisar el airbag y encima, al hacer un giro a la derecha, el intermitente comenzó a ir a toda velocidad. El mensaje del airbag desapareció pronto, aunque me dio tiempo a sacarle una foto, y la velocidad desbocada del intermitente tenía que ver, sin duda, con alguna lámpara que se había fundido. Al llegar a casa revisé la factura y resulta que me habían cambiado dos lamparas. ¿Acaso una de ellas se les había olvidado reponer? De todas formas, cuando fui al mantenimiento, no llevaba ninguna fundida.


Un mensaje que ya apareció en otras ocasiones.

Al día siguiente regresé al taller y me dijeron que habían cambiado las dos lamparas de los intermitentes traseros que, a pesar de que aun seguían funcionando tras diez años, habían perdido el recubrimiento naranja que les hace lucir con ese tono. Pero resulta que la sustituta se fundió en menos de cuatro parpadeos de uso. Ver para creer. Me cambiaron la lámpara sin coste alguno y con respecto al mensaje del airbag se encogió de hombros y me dijo que eso lo tienen que revisar los "chispas".

Las pócimas mágicas

Cuando regresé de la segunda visita al taller, ya tenía todo listo para añadir los ungüentos milagrosos que prometen el rejuvenecimiento del motor. Vertí un bote de CERATEC en el carter de aceite y como el depósito de combustible estaba por un sexto de su capacidad, vertí dos botes de Liqui Moly, especial limpieza de inyectores, con la esperanza de que esta vez hiciera mas efecto. La verdad es que el CERATEC ha servido para que en estos últimos 20.000 km,  dándole caña por la autopista, no haya tenido que rellenar mas aceite. Parece que algunas fugas si que han tapado.

Ceratec de Liqui Moly.

El tema del limpiador de inyectores es mas complicado de analizar ya que su aplicación profesional se basa en consumir todo el bote directamente como combustible, dando ciertos acelerones, hasta terminarlo. En mi caso, por comodidad, diluí los dos botes de medio litro en un deposito con unos diez litros de combustible. Seguro que no será igual de eficaz. Esta vez no derramé nada de líquido pues previamente lo trasvasé a un bote que abre la trampilla del depósito sin derramar nada. En total 18 € por el CERATEC y 19 € por los dos botes de limpiador de inyectores.

Trasvase a un bote mejor pensado.

Sobre el futuro del coche, aun sigo mirando modelos. Lo que ya tengo claro es que lo cambiaré a principios del verano de 2020. No sé si por un eléctrico o un hibrido. Últimamente estoy dándole vueltas al Renault ZOE de 50KWh y motor de 100Kw, incluso estoy barajando la posibilidad de que sea con batería en alquiler ya que para usuarios particulares está el plan "Z.E. Relax" que cuesta 124 €/mes, sin límite de kilómetros, que podría ser muy buena opción para ahorrar y para no estar pendiente de la fiabilidad de la batería cuando tenga 400.000km. Tendré que leer la letra pequeña pero de momento es un modelo a tener en cuenta, sin muchas pijadas, de la misma marca que el actual (¿buena oferta por ser cliente?) y que si lo trato como todos mis coches, extremadamente bien, creo que me durará muchos años.

Renault ZOE con el color que ya he elegido.
 
Si no, la otra opción, es el nuevo Toyota Yaris hibrido que sale en 2020. Nada parecido al anterior. Al principio lo conduciría yo y dentro de dos o tres años se lo pasaría a mi mujer.

Toyota Yaris Hibrido.

En todo caso, vamos a seguir devorando kilómetros estos meses.

Feliz Navidad y Prospero año 2020 para todos y todas!