Todos tenemos cerca personas que nos intentan advertir y prevenir de los errores que podemos cometer con una u otra decisión. Luego hay otras que intentan iluminarte con su verdad cuando ya es demasiado tarde, cuando la decisión ya es firme. De esta última categoría me encontré unas cuantas cuando, hace ya 11 años, compré este Renault Grand Scenic que sustituyó a un eficiente VW Passat.
Muy agradecido por los servicios prestados |
"Has bajado de categoría", "los Renault están mal hechos", "los motores con tan poca cilindrada van muy exprimidos y se te rajará la junta de culata", "no esperes el mismo resultado que con el Passat", "no compares un fabricante alemán con uno francés", "ese display digital te dará problemas porque en la anterior Scenic se rompían y la reparación costaba 1600€", "esos acabados son solo apariencia, no son premium, ya verás que vejez tienen", etc. Todo eso me decían esas almas caritativas que deseaban que penara por mi error.
Sin embargo, ninguno de los malos augurios se ha cumplido. Todo ha funcionado razonablemente bien durante estos 11 años. Atrás quedaron las dudas sobre ese display que nunca dejó de funcionar a pesar de las miles de horas que ha estado encendido, tampoco he tenido ningún problema con la estanqueidad del techo panorámico (ver nota final), los acabados siguieron igual de aparentes y muy pocos ruidos de desajuste han aparecido en todo este tiempo, el embrague nunca se ha sustituido, nunca tuve fallos de inyección por echar gasolina barata o apurar el deposito hasta la reserva y sobre todo, en todo este tiempo, nunca he echado de menos al VW Passat.
Y si, he tenido ciertos problemas que ya os he relatado pero, viéndolo con perspectiva, ninguno ha sido tan oneroso ni importante como para estar descontento con su resultado global. En estos tiempos de redes sociales, blogs y foros, es muy fácil encontrar críticas acérrimas contra una u otra marca de coches. No somos mucho de alabar al prójimo, nos cuesta más, es como si solo nos pusiéramos a escribir, además compulsivamente, cuando las cosas nos cabrean. Seguro que he dicho algunas cosas malas de Renault, como el poco interés de algunos miembros de su red comercial por sus clientes, lo mal diseñado que estaba el tubo de escape, lo carísimo que era el alternador, la debilidad de los sensores de presión de las ruedas o lo poco que entendían de electrónica en algunos talleres. Pero hoy, 19 de agosto de 2020, si alguien me preguntase por mi grado de satisfacción con este coche daría una nota de notable alto.
Tras estos años a mi lado, nunca he tenido la sensación de conducir un coche poco fiable. El ver muchos kilómetros en el marcador nunca me ha impedido seguir acometiendo largos viajes sin la menor preocupación por su comportamiento y respuesta. Incluso hoy, en su último viaje a la chatarra, se ha portado como siempre he esperado; perezoso en sus reacciones pero bien asentado sobre el asfalto y sobre todo muy poco gastador. Todavía me queda por actualizar los consumos desde enero pero calculo que no sobrepasará los 5.3 litros cada 100 km.
Solo quedan otros 10 kilómetros en el último viaje hasta el desguace |
Lo más voluminoso lo había retirado con anterioridad. Cuando he llegado al concesionario, he guardado en una bolsa las últimas pertenencias del coche. Algunos documentos, unas gafas para ver de cerca, un libro de mapas que jamás utilicé, tres boquillas del control de alcoholemia, un botiquín y un dado de pocker con las caras casi borradas que encontré hace muchísimos años en una playa y que siempre me acompaña en mis coches a modo de amuleto. He echado un último vistazo al marcador y lo he inmortalizado en una foto. No tengo pena pero si mucha nostalgia de los años que han pasado, de las cosas que hemos vivido juntos, de los viajes de aventura en familia y de todo lo bueno y a veces malo que estaba por venir y vivir.
Pero todo tiene un final y este es el de Mi Grand Scenic 2009. Gracias a todos por las visitas, por los comentarios y por el respeto. Si queréis, nos vemos en Mi Peugeot e-208 eléctrico.
Una ultima sorpresa, una mini piscina. |
Nota final: Ayer cuando estuve revisando todos los huecos del coche y sacando los objetos, me di cuenta de que uno que nunca había usado, el que está bajo los pies des copiloto, se había convertido en una mini piscina. Hace tiempo que notaba que era propenso a empañarse los cristales por dentro, cosa que nunca había pasado. Resulta que llevaba casi 400 ml de agua permanentemente bajo el copiloto. Ignoro como se ha llenado así ya que lleva casi tres meses en el garaje y últimamente pocas veces lo he usado con lluvia. En fin, una sorpresa final que todavía me afianza mas en la idea de que se merecía el relevo.